jueves, 28 de octubre de 2010

Juliana Supermercado

El supermercado es un mundo paralelo el cual adoro. Ir de compras al súper, para mi, es un programón. Llevar el changuito, agarrar cosas sin que tu madre te vea, que las saque cuando se da cuenta, probarte 50 desodorantes, etc.
Recuerdo de niña tener una cajita registradora de juguete y agarrarle las latas a mamá para ser La Cajera. Va con mayúscula porque era el sueño.
Odio la gente que le deja a su niñito comer todo lo que se le ocurre y después deja los paquetes abiertos por la mitad en las góndolas para no pagarlo.
La baguette dentro del súper es lo más. Siempre agarras un pan, lo pones al costado y vas picoteando. Más de una vez hemos llegado a la caja con la bolsita vacía.
Las tramoyas de algunos para pagar menos son buenísimas. Uno de los chicos contó que un amigo ató 4 salamines (por lo general vienen atados de a dos) y la cajera los pasó normalmente. Mi compañero repitió la acción y no le salió.
Otro se llevó, una vez sin querer y la otra con plena conciencia, un pack de leches que puso en la parte inferior del carrito. Se olvidó que lo llevaba y pasó nomás.
Algunos cambian los precios, otros las etiquetas y otros son mecheros.
Ser mechero es un arte, tendría que haber una carrera universitaria. Todavía no entiendo como una señora en pollera puede llevar bajo su falda varias latas de durazno y caminar como si nada. En un súper cerca de casa el cajero le contaba a mamá esta situación. Un cepillo de dientes, vaya y pase, pero varias latas de durazno, otra que miembro del Cirqué Du Soleil.
El papá de una amiga, muy enojado con un supermercado porque le habían cobrado de más por un producto, volvió y se llevó algo sin pagar escondiéndolo entre su ropa. Sin aceptar que había actuado mal, se justificó diciendo que ese supermercado le debía, por lo tanto estaba bien haberlo hecho.
Siguiendo con su ejemplo, a mi me “regalaron” un par de guantes por ser buena compradora. Estaban tirados, sin etiqueta y nunca encontré el precio, eran muestra gratis creo.
Otra de las cosas que amo del supermercado son las muestras gratis. Una salchichita, un vasito de agua, un pedacito de queso, un paquetito de jabón en polvo. Cada vez que hay algo de eso paso haciéndome la “no lo había visto” para que me inviten a probar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario