martes, 23 de noviembre de 2010

Terror a bordo

El domingo fuimos a ver Chicago con Cris. Nos fuimos con mis padres y hermanos que iban a ver Stomp a la misma hora. Nos dividimos en dos autos y emprendimos la caravana hacia “La Capital”.
Todos íbamos felices y riendo en el camino. Llegando a la villa 31 mi señor padre le dice a mi madre, y cito: “Elsita, pasame los otros anteojos que quiero ver de cerca el villorio”. Acatando la orden, mi madre le da los anteojos y él felizmente se saca los de sol y se pone los de ver de lejos.
Termina de hacer el cambio de anteojos y se arrima a la banquina, a lo que yo le digo, y cito: “No te acerques tanto porque nos pueden tirar cosas”.
El conductor, mi padre, se aleja de la banquina, acto seguido, en plena 31, la camioneta empieza a fallar. Parecía una joda.
Dada la situación, mi madre mira el tablero y le dice: “no tenemos nafta”, a lo que mi padre responde fervorosamente: “Falta de nafta no es, se prendió recién la luz testigo” (teniendo en cuenta que la luz testigo está del lado derecho, el cual no ve).
15 minutos después de ir a 10 cm. por hora con el vapor de nafta que quedaba, Cris, Manu y papá se ponen a empujar la camioneta hasta pasar la villa. Estábamos a mitad de camino. Mientras, mi hermano, en el otro auto, va a buscar una estación de servicio.
Papá transpiraba chorros, nunca lo vi tan nervioso. Cris y Manu no querían ni girar la cabeza, mamá y yo adentro de la camioneta le rezábamos a Satanás. Por suerte, parece que los domingos no trabajan y estaban todos entretenidos mirando un partido que se había armado entre el 4º y el 5º piso.
Logramos llegar a un lugar más seguro y esperamos el tan ansiado bidón de nafta. Mi hermano nos cuenta que la primera estación a la que acudió, paradójicamente, no tenía nafta, por lo que tuvo que salir a buscar otra.
Luego de toda la travesía llegamos al teatro 15 minutos antes de que empezara la función, impecable. Luego de las funciones, cuando nos encontramos para comer, papá confiesa que tuvo miedo y nosotros no pudimos dejar de gastarlo. El es el primero en preguntarte si tenés nafta y en hacerse el macho mecánico.
Si fuéramos gatos, en ese momento perdimos 6 de las 7 vidas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario