lunes, 29 de noviembre de 2010

Blanca Navidad

Se nos va noviembre y sin querer las fiestas nos caen en cima. Algunos las viven con mucha alegría, otros con mucha tristeza y hay algunos otros ni las sienten o dicen no hacerlos.
En mi caso depende de cada año. Cuando era chica era lo que más esperaba en el mundo me acuerdo de juntarnos todos en lo de mi abuela, que mis tíos nos entretuvieran a las 12 para poner los regalos abajo del pino enorme que había en el jardín. Me acuerdo de verlo a Papá Noel en las nubes, estar absolutamente segura de que había pasado. También me acuerdo un día de haber visto por la cerradura cuando mis tíos escondían los regalos, ahí no vi nunca más a Papá Noel en su trineo por las nubes.
Me acuerdo de mi abuelo haciendo el asado, de mis tías haciendo las ensaladas, de mi abuela retándonos porque le quemábamos las plantas con los huevitos de dragón, del Tío Nito y sus caramelos Media Hora.
Por cuestiones, que son muchas veces ajenas a nosotros, esas navidades ya no están más. Sin embargo no me quejo, Papá Noel pasa todos los años y estamos cerca de las personas que queremos, cosa que no quiere decir que muchas veces muera por volver a ese pino y encontrarme debajo de él con el camisón de Minnie que todavía guardo.
Esta Navidad va a ser un poco más difícil. Sin embargo ya volverán los pinos llenos de regalos, y en esta nueva versión, mamá será la abuela, papá el abuelo y yo la tía que haga las ensaladas.

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