miércoles, 9 de febrero de 2011

Recicladora Urbana

Que lindo que es encontrarse cosas en la calle.
Encontrar moneditas, billetes, alguna ropa, cualquier cosa.
Debo reconocer que he metido la mano en agua de la calle por 5 centavos. No es la gran fortuna pero no los voy a dejar ahí.
Una vez me encontré un sweatercito marrón escote en V, precioso, lo usé mucho tiempo hasta que se me perdió en el cine.
Muchas viejas dicen que las cosas que encontrás después las perdés. Creo que tiene algo de lógica, son como cosas que quedan en el limbo para que la gente las encuentre y las pierda, formando un círculo vicioso.
Sin embargo, una cosa es encontrar de casualidad y otra es ir mirando qué es lo que podés llegar a levantar o cirujear de la calle. Personalmente soy de esas personas que tienen los ojos bien abiertos todo el tiempo y se me van los ojos cuando veo un volquete o una pila de basura en la calle.
He levantado de la calle una caja de madera divina que la pinté y quedó genial, una pileta de lavadero que después hice estanque, una lata en la que guardo porquerías, juguetitos varios, etc.
Al principio de mi relación con Cris no le copaba nada, es más me dejaba sola revolviendo la basura. Ahora por lo menos me espera.
Así como yo he encontrado también he perdido cosas buenas. Una vez perdí un saquito que amaba. Cuando me di cuenta ya estaba arriba del Bondi camino a casa. Lo hice volver a Cris por el mismo camino para ver si estaba, pero no lo vio (o no pasó nunca y me re chamulló). El sweater que perdí en el cine lo fui a buscar cuando terminó la película y nunca apareció, alguien se lo llevó y si lee el blog le debo informar que yo también me lo encontré, no era usado, era recontra usado.
Encontrar o cirujear cosas son regalos que nos da la vida. Es como encontrar plata en el bolsillo del pantalón. Te da alegría aunque después dure poco o se vaya rápido.
El que dice que nunca levantó nada de la calle, miente.

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